"Te quiero pero te llevaste la flor
y me dejaste el florero
te quiero me dejaste la ceniza
y te llevaste el cenicero
te quiero pero te llevaste marzo
y te rendiste en febrero
primero te quiero igual"
Calamaro.
y me dejaste el florero
te quiero me dejaste la ceniza
y te llevaste el cenicero
te quiero pero te llevaste marzo
y te rendiste en febrero
primero te quiero igual"
Calamaro.
Yo fui profesor de Jubeis en la iglesia. Yo dictaba -y no sé si volveré hacerlo- un módulo llamado Panorama Bíblico. Para mí, siendo sinceros, ella pasó sin penas ni gloria por mi módulo. Sin embargo, un día ella se me acercó porque necesitaba que le aclarara algunos puntos que ella consideraba que yo podía hacerlo; era específicamente temas referentes a los debo y no debo hacer de los cristianos. Un día nos pusimos de acuerdo, y hablamos en la iglesia acerca de mis enlaces en Facebook y de Fito Páez y Calamaro. Creo que aquella vez (sin tener grandes pretenciones) comenzó algo chévere entre nosotros.
Coincidimos en la misma clase Electiva del semestre pasado. Era un viejito que se frustraba enseñándonos música (eso decía él), y que nos daba unas copias y cantaba de vez en cuando y bailaba de manera extraña y hasta ridícula. Lo llamamos el Viejito Aycositalinda. Sin querer estábamos en la misma clase, y ya que íbamos a la misma iglesia, y yo fui maestro de ella en la Iglesia, por qué no sentarse junto a ella. Creo que fueron las clases electivas más bacanas que he tenido hasta ahora (hoy día doy Antropología que, a pesar que me gusta, no tengo un buen compañero de burla). Al salir de las clases escuchábamos música, hablábamos de libros, de crisis existenciales, y fue allí donde me conoció en realidad.
Luego de la clase Electiva, la amistad. Estudiamos la misma cuestión y descubrí cosas en común que tenemos y que su evidente inteligencia, por momentos, asusta. Sin embargo, y muy a pesar de eso, la he conocido como una mujer frágil en muchos aspectos, capaz de temer y llorar, inmutable en la certeza de algunos temas, amante de sus amigos, dada a la dádiva, incondicional (no la de Luis Miguel, aunque lo disfrutamos), generadora de consejos y con una suspicacia que asombra.
Considero que, de las pocas cosas buena que han surgido en este último año (ya están cambiando para bien todo), contar con Jubeis ha sido un polo a tierra maravilloso. Su humor espléndido me hace olvidar asuntos relevante (su imitación de Imperio Laya), sus palabras bienintencionadas, que tienen mucha dureza, y mucho Theo, me confrontan.
La niña cumple años y yo, que escribo casi todo, le dedico unas cuantas líneas que son de mi más profunda sinceridad. De mi más sentido cariño. De mi más entrañable sentimiento de amor. De la vida que nos toca, de la existencia, de compartir lo que hacemos, de risas, de gimnasios inconclusos, de lingüística y semióticas complicadas, de exposiciones raras, del Hijo de Dios, del Dios verdadero, de la inconformidad de Él, que los indoctos e insensatos confunden con rebeldía. De una mujer asombrosa y misteriosa, hija de su Apacito lindo, Ariel, y de su Nancy loca. Amiga de Benedetti y de Borges. Estudiante de la Lengua Castellana.
Amiga mía y de Jaime y de Laura y del Drummer y de Yemsy y de Tatiana y de los que faltan. Hablo de la ida nefasta a Agua Helada, hablo del baile con Naír cuando no hemos entrado a clases, hablo su capacidad de enseñar a esos niños en Villanueva, en medio de la miseria y del dolor disfrazado de alegría.
De las peleas con la Tal Pastora que le debe plata. De la pariente de Benkos y de las Mellas y de Daynel. Nieta de su abuela (que me arregló un pantalón), de la socialista evangélica, de la que fue al concierto de Vilma Palma, en medio de mi ardidez por no haber ir, de la Profeta del Dios Altísimo, la que no tiene honra, pero que Él alzará. Hablo de ella, Jubeis, mi llave, chula. Besos de despedida porque la emoción no me deja escribir.
Coincidimos en la misma clase Electiva del semestre pasado. Era un viejito que se frustraba enseñándonos música (eso decía él), y que nos daba unas copias y cantaba de vez en cuando y bailaba de manera extraña y hasta ridícula. Lo llamamos el Viejito Aycositalinda. Sin querer estábamos en la misma clase, y ya que íbamos a la misma iglesia, y yo fui maestro de ella en la Iglesia, por qué no sentarse junto a ella. Creo que fueron las clases electivas más bacanas que he tenido hasta ahora (hoy día doy Antropología que, a pesar que me gusta, no tengo un buen compañero de burla). Al salir de las clases escuchábamos música, hablábamos de libros, de crisis existenciales, y fue allí donde me conoció en realidad.
Luego de la clase Electiva, la amistad. Estudiamos la misma cuestión y descubrí cosas en común que tenemos y que su evidente inteligencia, por momentos, asusta. Sin embargo, y muy a pesar de eso, la he conocido como una mujer frágil en muchos aspectos, capaz de temer y llorar, inmutable en la certeza de algunos temas, amante de sus amigos, dada a la dádiva, incondicional (no la de Luis Miguel, aunque lo disfrutamos), generadora de consejos y con una suspicacia que asombra.
Considero que, de las pocas cosas buena que han surgido en este último año (ya están cambiando para bien todo), contar con Jubeis ha sido un polo a tierra maravilloso. Su humor espléndido me hace olvidar asuntos relevante (su imitación de Imperio Laya), sus palabras bienintencionadas, que tienen mucha dureza, y mucho Theo, me confrontan.
La niña cumple años y yo, que escribo casi todo, le dedico unas cuantas líneas que son de mi más profunda sinceridad. De mi más sentido cariño. De mi más entrañable sentimiento de amor. De la vida que nos toca, de la existencia, de compartir lo que hacemos, de risas, de gimnasios inconclusos, de lingüística y semióticas complicadas, de exposiciones raras, del Hijo de Dios, del Dios verdadero, de la inconformidad de Él, que los indoctos e insensatos confunden con rebeldía. De una mujer asombrosa y misteriosa, hija de su Apacito lindo, Ariel, y de su Nancy loca. Amiga de Benedetti y de Borges. Estudiante de la Lengua Castellana.
Amiga mía y de Jaime y de Laura y del Drummer y de Yemsy y de Tatiana y de los que faltan. Hablo de la ida nefasta a Agua Helada, hablo del baile con Naír cuando no hemos entrado a clases, hablo su capacidad de enseñar a esos niños en Villanueva, en medio de la miseria y del dolor disfrazado de alegría.
De las peleas con la Tal Pastora que le debe plata. De la pariente de Benkos y de las Mellas y de Daynel. Nieta de su abuela (que me arregló un pantalón), de la socialista evangélica, de la que fue al concierto de Vilma Palma, en medio de mi ardidez por no haber ir, de la Profeta del Dios Altísimo, la que no tiene honra, pero que Él alzará. Hablo de ella, Jubeis, mi llave, chula. Besos de despedida porque la emoción no me deja escribir.
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6 ¡Ajá, dime qué ves!:
Hasta ahora creo q como Jubeis Paola Diaz Frias ninguna... es de esas amigas dificil de encontar, con la q a toda hora te puedes reir ... loca como su mamá ( le gusta ir mas al centro q la comida) digana hija de pacholín (le da al candidato del polo... pobrecito quien le discuta de politica) en fin feliz cumpleaños a la noche espero q tu papá lleve el pudín para comerme un pedazo.
Regresaré en pocas horas, cuando mi digestión haya concluido...
Jube eres de Dios...
Augusto Monterroso en uno de sus apartes señala que la brevedad es hermana del talento; yo soy alguien poco talentosa.
David, gracias. Gracias es la palabra que no quisiera decir por que morfológica y fonéticamente es corta. Gracias es la palabra que no quisiera decir por que es simple, poco nominativa. Gracias es la palabra que no quisiera decir por que la gente la usa con o sin sentido vital. Gracias es la palabra que no quisiera decir por que tengo la sensación que no connota libremente el sentimiento que me embarga a leer cosas como estas. Gracias es la palabra que no quisiera decir, por que gracias no es lo que simplemente quiero decir. Sin embargo, gracias.
Gracias por lo que escribistes y por lo que callastes; gracias por lo que hicistes y por que no hicistes; gracias por tus momentos de oido e ideas y por los de solo oido y solo ideas; gracias por tus inter e entrelineados. Gracias por esta entrada. Gracias.
Son tantas cosas que quiero decir, otras que no diré aca y muchas que sin duda dibujan múltiples gestos en mi rostro resultado de fluidos enérgicos en mi interior, al leer cosas asi.
Gracias amigo lindo, chulo. Gracias a ti, gracias a la Electiva, a la U, a la vida y al Señor de la vida, por regalarme un amigo como tu que sabes como regalarme instantes paradisiacos como estos (ver METATEXTO--->).
Disculpa las preguntas, sucede que leerte es un tanto complicado (no tanto como entenderte cuando expones) y me sucede como a Cortázar:"A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba."
Gracias
MUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAA!!! CHULO
Que Lindo contar con personas como ustedes, todas estas cosas me hacen pensar que son indispensables en mi vida, y que ojala y Dios nos permita seguir compartiendo juntos los quiero mucho. Y David, tatiana y steven tienen toda la razón con referencia a Jubeis es eso y mucho mas tqm.
QUE LINDO... DIGNO DE DAVID. DIGNO DE JUBEIS.. Y ESO QUE YO SOLO HE CONOCIDO UNOS DESTELLOS DE SU ESPECTACULAR LUZ
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Porque al que se le conoce hoy como profeta se le llamaba vidente: