.

.
.
viernes, septiembre 21, 2018

Agua sobre la sombra

Publicado por Yo soy Escribidor |

Sombra y recuerdo
«Te busco perdido entre sueños.
El ruido de la gente
me envuelven en un velo»

Cada vez que sueño con este amigo en particular, me levanto en medio de la noche llorando. Es como si la vida se me fuera ahí porque solo quedó en las pesadillas nocturnas. Es un llanto desconsolador como el de los adioses que he dado que sé que no tienen remedios.

Aunque, siendo sinceros, no nos hemos dicho adiós de forma directa porque siempre hemos estado claro en los sobrentendidos; nuestros códigos siempre fueron los mismos, incluso en las lágrimas compartidas. Es que tan solo nos fuimos yendo, poco a poco, sin esperar, como lo inevitable de las cosas, el ruido que cae sobre el techo o un arroyo salvaje que se lleva todo lo que ve.

Nos vimos en su cumpleaños hace unos meses, con nuestras posturas impostadas, uno del otro, y la sonrisa que se contraponía a las lágrimas de mis futuros sueños nocturnos.

Y ahora, como si pagara un karma extraño, su recuerdo me sigue en las noches. Ahí, en  medio de la oscuridad de la vida, arremete la memoria con un universo distinto donde lloro de verlo, de que esté ahí, de que nos extrañemos, de que ya se fue y no ha sido... Nos fuimos y quedó un respirar donde sé luego que todo fue un sueño y que ya pasará. Pero no pasa. Se queda allí ahora en el día que no lloro, como alimentando la nocturna nostalgia para mortificarme la existencia y no dejarme ser, sin estar atado a su corazón. No hay una tiniebla que diluya la sombra.

Cada vez que sueño con este amigo en particular, me levanto en medio de la noche llorando, lastimosamente, nadie me consuela, como siempre.

domingo, enero 28, 2018

CORTO: RUTINA FUERA DEL ORDEN

Publicado por Yo soy Escribidor |

En la conciencia de lo que me sirve para encontrar la paz, noté algo que había pasado por alto: ordenar mi cuarto. Recoger, doblar, limpiar, me trae la tranquilidad que últimamente se diluye entre la ropa sucia. Decidí alimentar mi paz con desorden: todas las noches, antes de dormir, me cambio y dejo el jean tirado, la camisa por aquí, los zapatos por allá, las llaves, las medias, la mochila... para que, luego que venga el nuevo día, tenga motivos para arreglar el cuarto y motivos para construir la calma.