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jueves, abril 16, 2009

TETAS

Publicado por Yo soy Escribidor |


DILDRETH MANDUCA

Es conocida como La Manduca. Es evangelista y, en sus ratos libres, instrumentadora quirúrgica. Trabaja con Carmen, Pachita, Gisella y Yaneth quien, en lugar de llamarla Dildreth, la llama Sulay. Es una de mis discípulas quien nos dice como se ponen unas tetas.



Tengo claro que sólo Dios puede hacerlas hermosas. Sólo sus manos pudieron crearlas tal cual. No obstante, hay mujeres que, por cosas de la naturaleza, no fueron favorecidas con mamas o senos –esos son sus nombres biológicos-; por tal razón, existen hombres comunes, iguales a ellas, quienes con sus manos, hacen que sus frustraciones queden reducidas a 300 cc de silicona o incluso más.
Por mi profesión me ha tocado lidiar con más de una mujer frustrada, triste y vacía por contar únicamente con un pezón y un tanto de glándula mamaria. Entran al quirófano con miedo, indefensas, con una ilusión, un sueño entre pecho y espalda; sólo su mente logra imaginar cómo las quieren, tamaño, forma, etc., pero nunca se imaginan el dolor y el peso que llegarán a sentir; aunque en ese momento, eso es lo de menos.
Una vez anestesiada, con muchas preguntas en su cabeza, inicia lo que para ellas es el fin de una vida de frustración; y para el equipo médico-quirúrgico, el comienzo de una cirugía: La mamoplastia de aumento. Una sencilla incisión en la areola indica que todo empezó. Ya no hay manera de arrepentirse. Unos cuantos vasos sanguíneos sangrando son la muestra de que hay vida. Llegamos al espacio después de luchar arduamente con una glándula dueña y señora de su territorio; lucha con ese dedo áspero e inclemente del cirujano; eso sí, antes de cualquier movimiento, ella ha decidido, por lo menos, donde quiere su nueva compañía, la que la va a acompañar el resto de la vida (bueno, si Dios le da permiso). Ya sea submuscular o subglandular, hay mucha tela por cortar.
Una profunda y amplia disección, da paso al gran bolsillo. Unas lágrimas más de sangre, algo de coagulación llegando al momento cumbre. Nos miramos unos con otros. Una lista de número nos muestra el anhelado tamaño. Algo dormida, y con suave voz, dice: “Que sean bonitas”, “que se vean naturales” o “las quiero grandes”. Únicamente queda mirar, por última vez, el alojamiento, su cara, la lista. Con un tanto de tensión, y como todo un juez, el cirujano da la postrera palabra: “Pasen el implante número…” Ahora, es él el protagonista. La mayor escena es el momento de su entrada, una vez más el cirujano hace gala de sus manos creadas por el Creado, el único que puede hacer las cosas perfectas.
2 ó 3 separadores, 4 manos, 10 dedos; son las herramientas necesarias para darle forma a la ilusión. Fuerzas opuestas luchando para que el implante pueda ocupar su nuevo espacio y mucho cuidado; pasos fundamentales, los ingredientes mágicos para un excelente procedimiento.
Una vez dentro, algo de acomodo. Revisión. Observación. Un vicryl 2/0 y un nylon 4/0 son los promotores de que todo quede bien suturado. Algunos retoques y todo terminó. Se limpian, se coloca vendaje y listo.
Ella aún sigue con miedo, se le informa que la cirugía terminó y sus ansias crece. Se traslada a recuperación donde viven su admiración o decepción por el resultado o para confirmar que lo que tenían en su imaginación se parece a su realidad. Unas lloran de alegría, otras simplemente callan porque aún no entienden o dicen: “Están grandes, pero me imagino que están inflamadas”. Viven un sueño hecho realidad.
Tengo que aclarar que por razones de la vida hay mujeres que se realizan esta cirugía porque la vida misma se encargó de quitárselas y hay hombres que lo hacen porque necesitan de ellas para sentirse como nosotras. Sólo doy gracias a Dios que aunque me canse o me aburra, hago parte de ese equipo de trabajo que Él utiliza para dar forma y sentido a mujeres que se siente incompletas y vacías.

martes, abril 07, 2009

Lo escribí el año pasado, Barrancas de San Nicolás.

Publicado por Yo soy Escribidor |




LO QUE CAMBIARÍA DE BARRANQUILLA




Estamos celebrando, gustosamente, los años de esta ciudad. Pienso que sería bueno decir aquello que yo, si tuviera el poder cambiaría para que fuera un mejor sitio. Tengo problemas con la gente, pero creo que no cambiaría a esas mujeres desparpajadas que usan camisas verdes con pantalones amarillos y que disfrutan caminar por las polvorientas calles de la ciudad con un dejo de soberbia. No cambiaría que cada persona en la ciudad invente mitos urbanos (Sí, aquí en quilla se inventan todos) como por ejemplo que el Pibe es marihuanero o que alguien conoces a quien distribuye a Muebles Jamar. Amo pensar en eso. Cambiaría el servicio público pero nunca un bus de Caldas Recreo por una buseta triste y aburrida de la capital. Prefiero las peleas con los mototaxistas que el silencio de la indiferencia. Podríamos hacer algo por las playas pero sin olvidarme del encanto de Bocas de Ceniza; en donde el mar tiene un romance público con el río y la ciudad entera es la celestina del amor posible. No cambiaría que en la ciudad siempre hay música, que aun cuán pagano sea el carnaval no pude no sentirme orgulloso al saber que en todo el mundo se sabe como se baila aquí, haciendo nuestro, al son de un clarinete, para siempre el sonido eterno de la cumbia. No cambiaría a las hermosas mujeres de caderas anchas que comunican palabras con su caminar; tampoco la tranquilidad de las calles en la madrugada o que la vecina de al frente le pueda prestar la olla de presión para las zaragozas del medio día. Es cierto que nos falta cultura ciudadana, pero aquí en un bar en la 43 fue en donde Gabo, con un grupo de amigos, fabricaron un Nobel que acreditamos nuestro. No puedo dejar de pensar en el calor que disfrutamos con patillazo donde el negro de la murillo o que es la única ciudad en el mundo en donde el primero de enero los almendros ya han florecido con flores rosada que las mujeres se quejan de barrer pero que otros disfrutamos cuando caen lentamente, en una especie de primavera sostenida en el tiempo. Amo a los amigos que Dios me dio en esta ciudad, Amo a la familia que tengo, no me imagino en otra ciudad para vivir. No cambiaría las brisas que despeinan ni las butifarra cero gestión de calidad. No cambiaría las casas de Barrio Abajo ni las del prado, orgulloso de la libertad que Dios nos dio en este sitio y orgulloso también de estar en la ciudad de la radio, el fútbol y la aviación, y de judíos inmigrantes de otras épocas y de alemanes y de cachacos de tiendas que ya dicen nojoda, y de cantantes que dicen que en Quilla se quedan, y de los que se fueron por plata pero que aún dicen Eche y lloran con el Júnior cuando gana o pierde y no pueden soportar moverse al sonido de la flauta de millo, el alegre y la tambora.¡Ay! Barranquilla, procera e inmortal, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí. Si me olvidare de ti, oh Barranquilla, Mi diestra sea olvidada.Mi lengua se pegue a mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no ensalzare a Barranquilla como preferente asunto de mi alegría.