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miércoles, abril 28, 2010

ELLA Y PUNTO

Publicado por Yo soy Escribidor |

"Descubrir lo hijueputas, o cretinos, o bobos, o lo que sea, es algo que uno tiene que hacer, pero no tiene por qué descubrirlo por palabras de otros. "
Maggie Mae.


Ella no se encuentra bien. Pasa más tiempo enferma que sana. Pero eso no parece detenerla cuando se trata de 'disfrutar' la vida. Ella no es feliz. No podría serlo. Se le nota. Yo puedo notarlo. A veces los ojos se le aguan y podría llorar. Algunas veces llora.
Ella baila. Lo hace muy bien. Todos aprendieron de ella. Bueno, eso parece. Como ejercicio catársico lo hace. Aun el baile no la hace feliz. No podría hacerla. Se le nota. Yo puedo notarlo. No quisiera pero lo noto.
Ella suele estar enferma. Podría pensar la gente que ella inventa enfermedades. Ella sale adelante en medio de todo. Ella es adicta a cierta pastilla. Sin esa pastilla ella no puede vivir. Es una droga que le 'ayuda' en su estabilidad. Le serviría como placebo. Es adicta. Nunca lo ha aceptado.
Tiene deudas. No le importa pagarlas a tiempo. Sigue teniéndola. Parece no importarle. Son mayores cada día. Cuando son tantas, se esconde. No puede esconder la vergüenza. Es algo que está por encima del escondite.
Ella ama a las personas. Ama a los suyos. Vivió por ellos. Ahora sólo lo hace a ratos. Cuando lo hace, lo hace sinceramente. Los suyos pueden creerle.
Ya los años le han pasado. Ya no es joven. Quiere volver a serlo. Actúa como tal. Es imposible. Pronto será más vieja. No se ve vieja. Pero lo será.
Ella no es feliz. No podría serlo. Se le nota. Yo puedo notarlo. No quisiera hacerlo. Es inevitable para alguien como yo.

martes, abril 27, 2010

JUBEIS EN SU CUMPLE.

Publicado por Yo soy Escribidor |


"Te quiero pero te llevaste la flor
y me dejaste el florero
te quiero me dejaste la ceniza
y te llevaste el cenicero
te quiero pero te llevaste marzo
y te rendiste en febrero
primero te quiero igual"
Calamaro.


Yo fui profesor de Jubeis en la iglesia. Yo dictaba -y no sé si volveré hacerlo- un módulo llamado Panorama Bíblico. Para mí, siendo sinceros, ella pasó sin penas ni gloria por mi módulo. Sin embargo, un día ella se me acercó porque necesitaba que le aclarara algunos puntos que ella consideraba que yo podía hacerlo; era específicamente temas referentes a los debo y no debo hacer de los cristianos. Un día nos pusimos de acuerdo, y hablamos en la iglesia acerca de mis enlaces en Facebook y de Fito Páez y Calamaro. Creo que aquella vez (sin tener grandes pretenciones) comenzó algo chévere entre nosotros.
Coincidimos en la misma clase Electiva del semestre pasado. Era un viejito que se frustraba enseñándonos música (eso decía él), y que nos daba unas copias y cantaba de vez en cuando y bailaba de manera extraña y hasta ridícula. Lo llamamos el Viejito Aycositalinda. Sin querer estábamos en la misma clase, y ya que íbamos a la misma iglesia, y yo fui maestro de ella en la Iglesia, por qué no sentarse junto a ella. Creo que fueron las clases electivas más bacanas que he tenido hasta ahora (hoy día doy Antropología que, a pesar que me gusta, no tengo un buen compañero de burla). Al salir de las clases escuchábamos música, hablábamos de libros, de crisis existenciales, y fue allí donde me conoció en realidad.
Luego de la clase Electiva, la amistad. Estudiamos la misma cuestión y descubrí cosas en común que tenemos y que su evidente inteligencia, por momentos, asusta. Sin embargo, y muy a pesar de eso, la he conocido como una mujer frágil en muchos aspectos, capaz de temer y llorar, inmutable en la certeza de algunos temas, amante de sus amigos, dada a la dádiva, incondicional (no la de Luis Miguel, aunque lo disfrutamos), generadora de consejos y con una suspicacia que asombra.

Considero que, de las pocas cosas buena que han surgido en este último año (ya están cambiando para bien todo), contar con Jubeis ha sido un polo a tierra maravilloso. Su humor espléndido me hace olvidar asuntos relevante (su imitación de Imperio Laya), sus palabras bienintencionadas, que tienen mucha dureza, y mucho Theo, me confrontan.

La niña cumple años y yo, que escribo casi todo, le dedico unas cuantas líneas que son de mi más profunda sinceridad. De mi más sentido cariño. De mi más entrañable sentimiento de amor. De la vida que nos toca, de la existencia, de compartir lo que hacemos, de risas, de gimnasios inconclusos, de lingüística y semióticas complicadas, de exposiciones raras, del Hijo de Dios, del Dios verdadero, de la inconformidad de Él, que los indoctos e insensatos confunden con rebeldía. De una mujer asombrosa y misteriosa, hija de su Apacito lindo, Ariel, y de su Nancy loca. Amiga de Benedetti y de Borges. Estudiante de la Lengua Castellana.

Amiga mía y de Jaime y de Laura y del Drummer y de Yemsy y de Tatiana y de los que faltan. Hablo de la ida nefasta a Agua Helada, hablo del baile con Naír cuando no hemos entrado a clases, hablo su capacidad de enseñar a esos niños en Villanueva, en medio de la miseria y del dolor disfrazado de alegría.

De las peleas con la Tal Pastora que le debe plata. De la pariente de Benkos y de las Mellas y de Daynel. Nieta de su abuela (que me arregló un pantalón), de la socialista evangélica, de la que fue al concierto de Vilma Palma, en medio de mi ardidez por no haber ir, de la Profeta del Dios Altísimo, la que no tiene honra, pero que Él alzará. Hablo de ella, Jubeis, mi llave, chula. Besos de despedida porque la emoción no me deja escribir.

viernes, abril 16, 2010

¡HACHE!

Publicado por Yo soy Escribidor |















"Y respondiendo él al que le decía esto,
dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
Y extendiendo su mano hacia sus discípulos,
dijo: He aquí mi madre y mis hermanos."

Mateo 12:48-49



H. cumplió ayer, y como era de esperarse, no fui a su casa. Considero que ir o no haberlo hecho no agrega algo trascendental a su vida. Sin embargo, esto ha sido una de las cosas que él me ha recriminado (utilizo esta palabra porque a esta hora no proceso bien): No creer en sus buenas intenciones. Pero no es algo que sea personal, es más bien un asunto de tiempos en una congregación, los que me han hecho sacar conclusiones; algunas, dañinas hasta para mí mismo.
Cuando decidí que H. fuera mi pastor de equipo (grupo, ministerio, al caso es lo mismo) lo hice porque creí que hacía lo correcto, a pesar de quienes me argumentaron razones válidas para no hacerlo. Lo hice porque en esa época No había mejor opción.
Y quizás hoy tampoco lo hay. Hace poco en su oficina, casi a las lágrimas, le dije que lo que más daño me hacía de él era el vacío que me ocasionaba su abandono, quien sabe si intencionado o no. Me mortificaba sus llamadas irrealizables. Él argumentaba sus asuntos diciendo que él también esperaba mis llamadas. Le dije que yo lo quería, pero que uno espera cosas, sobre todo de alguien como él... ¡uno espera cosas!
Le comenté de mis ganas por creer lo que dice, pero mi insuficiencia para llegar a tal estado y el ánimo que tengo por aceptar absolutamente que le inspiro algo diferente a las ganas de echarme de su grupo o criticarme como soy. Me cuesta creer que no es como escuché por año, pero me cuesta aceptar que no lo es. No lo es.
Tengo un recuerdo nítido de mis tiempos de gran depresión. Él sólo me escuchó, me golpeó suavemente el rostro, me sonrió, me abrazó y me besó la mejilla. Tal acto, por mucho que he intentado, no he podido sacarlo de mi cabeza. Es un recuerdo recurrente. Es algo que me dice que puedo confiar en él. Y no sólo eso... Siento su voz como la voz de alguien que sabe quién soy, qué pienso, y que intenta meterse en mi niñez de niño solitario. Me aterro. Sólo nos llevamos un par de años. Me aterro porque sus Palabras son sabias como las necesito. Y cuando digo palabras no me refiero al sentido estricto-exegético de las misma -a veces dice cosas que ya sé-; sino, más bien, a la carga fuerte de Palabras (con mayúscula), llenas de esencia, de algo más allá, de padre y Padre, quizás.
No fui a su cumpleaños y no me siento mal. Creo que a pesar de las excusas obvias de la U., de la plata y todo lo demás, no fui porque a veces no quiero darme tanto. Soy más bien difícil. No quiero dar tanto (tal vez como hijo, amigo, ¡qué sé yo!) emocionalmente. No quiero que me fallen otra vez, y acaso por eso, me preparo diciéndome a mí mismo que la irrelevancia mía en su vida es un dato cierto ciertísimo bien cierto. Aún así, no puedo esconderme y engañarme del todo; esta entrada a este blog -a manera de regalo de cumple- lo confirma. ¿Y por qué en un espacio que había reservado para mi familia, asunto de la temática en mi blog? Pues como dijo Jesús: familia no es precisamente quien es el papá o la mamá; es más bien, quienes están a tu lado; creo que él podría estarlo.
A H. quien es Harold en realidad.

viernes, abril 09, 2010

PELEA 2: Sin Editar.

Publicado por Yo soy Escribidor |

"No despiertes aquello que reposa debajo de mi piel.
Déjame ser ciego, y sordo, y mudo;
déjame ser inocente, ignorante e ingenuo.
De lo contrario seré un asesino." Laura Restrepo


Ya han pasado algunos días desde la pelea. Mi mamá se ha ido a Bogotá en un viaje que tenía preparado hace un par de meses; mi hermana se gradúa de su especialización, y disfrutará la compañía de mi madre.
Han transcurridos días desde que mi Hulk salió a relucir. Han sido días más bien tranquilos y donde siento que la gente me mira (cuando digo gente me refiero a mi familia), días en donde una extraña culpa se anidó en mi corazón y se resistía a salir, y donde también volví a un estado primario de tranquilidad y de después de la tormenta, viene la calma. Sin embargo, es una calma falsa, lo sé; es una calma llena de destrucción, no es sincera, hay daños, hay heridas, no funciona la comunicación, es destructiva.
Sigo sin entender qué me pasó, y sigo sin descifrar el espacio de tiempo que se borró de mi recuerdo, como una laguna mental está allí dándome un mal pasado. Cuestiono la funcionalidad de mi familia: no lo es; quizás ninguna lo es. No entiendo cómo fueron criados mis amigos bajo normas estrictas de castigos y horario de llegada. No entiendo por qué hay que pedir permiso para cortarse el cabello, si al final es de uno el pelo, y uno hace con sus pelos lo que se le dé la gana. No entiendo por qué no pueden irse para donde quieran si tienen plata y ganas. Me perturba que les digan que tal cosa ya no la puedan hacer, o que tal amigo se ha vuelto prohibido para ellos.
Pero el punto de este escrito es tal vez decir que el tiempo de la pelea pasó. Fui donde H. quien no me dijo algo que no supiera, pero que sí me ayudó, en gran manera, escucharlo y que me escuchara; y a pesar que el tiempo de la pelea pasó, no se llevó consigo los vacíos, las heridas, los silencios incómodos, la cara de mi sobrino cuando grité, la depresión que se asomó. No obstante, también -y bien que haya sido-, no se llevó las palabras de H., los mensajes de textos de mis amigos, las llamadas que recibí, las oraciones que sé que hicieron, las canciones que cantaron junto a mí, los comentarios en mi blog, la prudencia de otros tantos.
Intentaré portarme bien y no mentar tanta madre. Hace poco tuve molestia con mi amigo Charlie (de la U., se llama Carlos en realidad) y por mi salud mental, decidí hablarle claramente; él entendió. Espero no acumular tanta rabia y odio. No prometo pero lo intentaré.

lunes, abril 05, 2010

PELEA

Publicado por Yo soy Escribidor |

"Nuestras necesidades son nuestros miedos."
PROMISES, una película israelí.


En esta hora de la noche decidí escribir porque necesito que alguien me escuche. No entiendo qué clase de familias somos, qué clase de familias son el resto. Ahora todo está en silencio, pero sé que nadie duerme; no podríamos dormir tranquilos, ni siquiera mi tío que se está quedando y que ya casi se va para Venezuela.
Acabo de darle rienda suelta a mi yo interno. Mi mamá insistió en quedarse ella con un abanico para dormir que , debido a la estadía de mi tío, usábamos nosotros. El abanico suscitó otras intenciones que tienen que ver con Jeff, el novio de Vanessa, mi hermana, que yo intenté disuadir. Fue inútil. En menos de lo que pensé mi mamá entraba al cuarto donde Vanessa dormía con Cristóbal, su hijo, a pegarle. Fue en ese momento cuando entré y le dije, Por qué le vas a pegar. Empecé a gritar en medio del escándalo y grité GRITÉ. Voltié, luego, los abanicos y los tiré al suelo y dije, ¡Hijueputa, me tienen aburrido! Y grité grité GRITÉ.
No soy así habitualmente. Soy más bien tranquilo, no digo vulgaridades, no soy violento, creo en el respeto, amo a mi familia; pero ahora exploté. Exploté y no lo tenía en el intinerario de hoy. Había vuelto de la calle con la esperanza de dormirme tranquilo. Estaba hablando con El Drummer y sintiéndome orgulloso de él. Estaba pensando en la exposición de mañana en la U. Estaba pensando ser feliz. Pero no fue así. Me descontrolé como casi nadie me ha visto. Grité tanto y tan fuerte que mi tío se levantó y dijo, Es una situación engorrosa. Me da pena con la visita.
Esta familia creía que el problema era mi papá. Sin embargo es como dije, Ahora el problema está dentro; somos nosotros.
No entiendo cómo mi mamá le iba a pegar a Vanessa delante de su hijo. No entiendo por qué todos se hacen las víctimas y asumen que el otro es el victimario. No sé por qué mierda no podemos acostarnos y tener tranquilidad mientras dormimos.
Ahora me siento barro, me duele la garganta, le metí un dedo al abanico. dañé un abanico y dije cosas. Le dije a mi mamá, Tú tienes la culpa de quien es Vanessa hoy día porque estás cosechando todo lo que sembraste, y ahora se te salió de las manos y ya no se puede hacer nada. Le dije a Vanessa, Si ella tiene muchos problemas en vivir aquí que se vaya entonces. Le dije a mi tío, Me da pena con usted tío, yo no soy así.
Como dije antes, ¡Hijueputa...! Más bien, ¡Hijueputa entrada de blog!