.

.
.
miércoles, mayo 06, 2015

Carta sin pretensión

Publicado por Yo soy Escribidor |

A uno, a dos, a los de siempre, por supuesto


“No tengo a nadie que me diga lo que tú me dices”, dijiste con seriedad. No hubo vacilación en las palabras, y mucho menos en tu mirada. “No tengo a nadie…”, te resignas. No creo a ratos. En mis duras pronunciaciones, que no busco, no puedo mutar mi cara, aun cuando, de vez en cuando, suelo sonreír sin querer; pero eso no me desarma para ajustar mi opinión a mi verdad cuando atraviesa la tuya.

Tu verdad silenciosa. Eso fue en esa charla: silenciosa y violenta. Tu silencio violento, inundado de reproches, de certezas endebles y de amaneceres equivocados. Te leo entre los silencios dicientes de tus errores. Pareciera ser que sé todas las respuestas a tus blancos, pero no es así: no tengo ni puta idea de qué hacer para compensar el abrazo intempestivo que recibí: ese fue mi desarme, mi rendición de cuentas, mi llanto apagado, mi no esperada reconciliación con el cariño. 

“No tengo…”, dices sin sentir remordimiento. No tener supone una especie de vacío que se formó, un oxímoron que no se quiere pronunciar, una redundancia al caos.

No olvido tu cara, tus ojos, tu atención; no olvido el querer, el esperar y el amar.


“No…”, sentencias. Y no: no hay rencor, no hay abandono. Sólo tú y yo. Un beso en el hombro y un te quiero que hace volver la calma. Un “ánimo” para la vida, un desgano hacia la muerte. 

0 ¡Ajá, dime qué ves!:

Publicar un comentario

Porque al que se le conoce hoy como profeta se le llamaba vidente: