Viene de Corto I
Yo guardo, por algún tiempo, las
envolturas de las encomiendas que llevan mi nombre. Me gustan. Sería incapaz de
botarlas de inmediato cuando veo mi nombre en ella. Las guardo por algún
tiempo. Me da por pensar en lo místico que alguien, fuera de conocerme, escribiera
mi nombre como si existiera un pacto ajeno a la encomienda. Me gusta imaginar
que alguien inventa una historia cuando escribe mi nombre, y busco descifrar qué
fue lo que pensó, como si no fuera de rutina esto de escribir nombres ajenos.
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1 ¡Ajá, dime qué ves!:
Leído. :)
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Porque al que se le conoce hoy como profeta se le llamaba vidente: