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viernes, mayo 20, 2011

ODIO A BOGOTÁ

Publicado por Yo soy Escribidor |


Bogotá se constituye en el centro de todas las realizaciones. Tengo propuestas serias de mi hermana para que vaya a vivir allá y que trabaje por allá y que tenga una nueva vida por allá. Pero yo, terco e idealista, no me arrimo a la idea de vivir en esa ciudad de frío y de noches siniestras.
Para los Barranquilleros -muchos que conozco- irse a la Capital es una especie de realización de sueño americano, pero acá. Y trabajan incensantemente, al no tener trabajo aquí, por irse a esos lados donde la indiferencia es despiadada.
Odio por eso a Bogotá. Es cierto: es una ciudad más bonita, más limpia, tiene más sitios que visitar; pero, también, es más triste, nostálgica y desconsiderada. La vida, para alguien que se va a trabajar, es eso: trabajar como un burro, aguantarse dos horas en un bus, dormir en esas sábanas frías y levantarse con agua helada. No. Prefiero a la Capital en términos de paseos, no de vida. Casualmente hoy, mi hermana me preguntó que cuándo me iba, y yo le respondí que esperaba que nunca.
Odio el ritmo de vida de allá, la ciudad cara, sus vías largas, el sentido que tiene la gente de que allá será todo mejor. Y entonces se va uno con su mochila llena de sueños para ayudar a su familia que queda acá, pero se encuentra que el frío también puede llenar sus corazones, y luego, al tiempo preciso, uno podría cuestionarse si eso es lo que quiere para su vida. Es cierto, también: yo hablo desde mi vida y mi idea ideal de hacer las cosas. Seguramente estoy equivocado, pero no cambio mi necesidad acá para cumplir un sueño falso americano que la ciudad aquella no se preocuparía en cumplir.
Mi primer odio es por esa nefasta ciudad y por el engaño perpetuo que vivir allá es mejor. Tal vez nace de las buenas experiencias que no volvieron o de las malas que se interponen.

miércoles, mayo 04, 2011

Nota Aclaratoria y Momentánea

"...Había decidido que todo lo pasado no era pasado y que solamente una

falacia mental como tantas otras podía permitirme el fácil expediente de

imaginar un futuro abonado por los juegos ya jugados."

Julio Cortázar

Ando de amores contrariados con Dios. Ando pensando en la gente que, día a día, uno quiere menos, y de aquellos que se creían olvidados en el baúl de las lejanías, pero que enamoran con dos o tres palabras no dichas.

Pienso en la nueva posibilidad de ser tío otra vez. Y la mente no me da para dar un juicio coherente; opto por el silencio. Cavilo en los odios que tengo a mis nuevos treinta años, y me doy cuenta que son tan diferente de aquellos de hace una década. Quiero, por ello, dejar en claro muchos de mis odios por este medio. Como siempre, como una catarsis en contra del augurio del dolor.

En medio de Cortázar que me enamora y Juan Luis que canto, decido escribir mis odios tantos en tanto que son tantos para alegrarme en medio del destello de luz que produce el desahogo. Escrito para mis llaves, los no tan llaves, los de antes, los de ahora, para la iglesia, para todos. Al Dance Hall y al Blackberry A Roberto Carlos que no lo quiero escuchar ni por error.

Mientras eso ocurre, y organizo mis ideas, les dejo la canción que me hizo recordar el amor que le tengo al Señor.